El trágico suicidio de Jorge S.C., jefe de planificación en la empresa pública Mercasa, ha sacudido el ámbito judicial y empresarial en España. Jorge, de 49 años, puso fin a su vida en marzo de 2020 tras años de acoso laboral, sobrecarga de trabajo y un entorno hostil, según ha reconocido en firme el Tribunal Supremo, que ha calificado su muerte como accidente laboral. Este caso, ahora investigado por el Juzgado de Instrucción nº 29 de Madrid, pone en el foco la falta de protocolos efectivos en Mercasa para prevenir riesgos psicosociales.
Las investigaciones judiciales señalan a tres personas imputadas, entre ellas Agustín García-Cabo, actual director Económico Financiero, quien habría tenido conocimiento del acoso ejercido por Marta Olalquiaga, superior directa de Jorge, y Maite Valls, responsable de Recursos Humanos en ese momento. Testimonios recabados por la Policía describen un ambiente laboral insostenible, con jornadas de más de 14 horas, continuas humillaciones públicas y una presión constante que se intensificó tras un caso de corrupción en el que Jorge debía colaborar con la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
El informe policial evidencia que Mercasa, sancionada en 2021 por la Inspección de Trabajo, no implementó medidas efectivas para mitigar el estrés laboral, a pesar de una evaluación previa que calificaba el riesgo psicosocial del departamento financiero como “muy elevado”. Además, las últimas cartas de despedida de Jorge dejan un testimonio desgarrador: “Soy víctima colateral de los tiempos”.
Este caso, refleja una preocupante negligencia en la gestión de la salud mental de los trabajadores en el sector público. Aunque la empresa ha asegurado haber intensificado sus políticas internas para crear entornos laborales seguros, las evidencias señalan una cultura organizacional que permitió, y posiblemente alentó, un ambiente de trabajo insostenible.
Los riesgos psicosociales, muchas veces subestimados, deben ser tratados con la misma seriedad que cualquier otro riesgo laboral. Este caso nos interpela a todos: ¿cuántas vidas deben perderse antes de que las empresas tomen responsabilidad por sus trabajadores?
(Noticia extraída del diario digital elDiario.es)