Harta de la precariedad, ha tomado la misma decisión que otros 50.000 trabajadores del sector: dejarlo
MadridNatalia (nombre falso) empezó a trabajar en la hostelería con 17 años y de su primera experiencia laboral —a pie de playa y con contrato de media jornada— recuerda trabajar 10 horas al día, de lunes a lunes (sin librar ni un solo día), por 700 euros al mes. Pese a todo, durante más de una década ha estado alternando sus estudios con trabajos eventuales, y a veces con buenas condiciones. Pero al final, como le ha pasado a otros 50.000 camareros en España, se ha hartado: «Llevo seis meses en el sector sanitario y ahora, al menos, ya no tomo medicación contra la ansiedad».
Una vez superado la fase dura de la pandemia y con el turismo en clara tendencia ascendente, a muchos bares, hoteles y restaurantes les va a costar contratar este verano. Pero las causas no solo son coyunturales: los trabajadores de la hostelería las tienen grabadas a fuego en su memoria. En muchas ocasiones, contratos de 20 horas para jornadas reales de 60, pagos en negro, pocos días de descanso… A veces, también conflictos con el vestuario.
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